El CO2 absorbe parte de los rayos infrarrojos que emite la superficie terrestre, lo cual impide que se pierdan hacia el espacio exterior. Este proceso se llama “efecto invernadero”, atendiendo a que los efectos del CO2, respecto de la energía radiante, se parecen a la función que realizan el vidrio o el plástico en un invernadero.
En la superficie terrestre el CO2 se origina en grandes cantidades, cuando se queman combustibles orgánicos como la madera, carbones y los hidrocarburos naturales (gas, petróleo). También todos los organismos o liberan durante la respiración.
Durante milenios, el contenido de CO2 atmosféricos se mantenido estable alrededor de 280 p.p.m.. Valor denominado preindustrial. A principios del siglo XX el valor era de 290 p.p.m. y en la actualidad es de unas 345 p.p.m.. Con un ritmo de crecimiento anual de 1 p.p.m., es de prever que a mediados del siglo XI, se habrá duplicado la cantidad del CO2 atmosférico y en consecuencia el efecto invernadero seria mayor.
En la superficie terrestre el CO2 se origina en grandes cantidades, cuando se queman combustibles orgánicos como la madera, carbones y los hidrocarburos naturales (gas, petróleo). También todos los organismos o liberan durante la respiración.
Durante milenios, el contenido de CO2 atmosféricos se mantenido estable alrededor de 280 p.p.m.. Valor denominado preindustrial. A principios del siglo XX el valor era de 290 p.p.m. y en la actualidad es de unas 345 p.p.m.. Con un ritmo de crecimiento anual de 1 p.p.m., es de prever que a mediados del siglo XI, se habrá duplicado la cantidad del CO2 atmosférico y en consecuencia el efecto invernadero seria mayor.
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